domingo, 27 de junio de 2010

Entrevista a Eduardo Quispe, director de 3

Sábado, 26 Junio 2010
Por John Campos Gómez de cinencuentro





En la última fecha, 7 de julio, del ciclo “Un Nuevo Cine Peruano”, que se realiza en la UTP, se presentará -en el auditorio “Angélica Gallegos Escobedo”- el único estreno previsto para este marco. Se trata de “3″, de Eduardo Quispe, el mismo autor de “1″ y “2″, que pudimos ver el año pasado en el Festival Muestra de Cine Limeño, realizado en esa misma universidad.

A propósito de este estreno, le hicimos una entrevista en la se habló sobre el proceso de grabación de esta película y, sobre todo, temas de fondo del cine peruano.



¿Alguna nueva exploración en “3” con respecto a tus dos películas anteriores?

Eduardo Quispe (EQ): Bueno, esta vez trabajé con más de 10 personas (normalmente trabajo con menos de 5) lo que puso a prueba mi capacidad comunicativa y organizativa, ya que trabajamos siempre sin guión. El borrador de la película nos sirve de punto de partida para que los participantes confluyamos ideas y realicemos varios procesos creativos paralelos. Jim y yo nos limitamos a canalizar ese torrente creativo hacia la dirección de la idea central de la película. La gente que trabaja con nosotros no cobra un sol, apenas si le retribuimos pasándoles películas, invitándoles pizza, alguna cena con su pisco sour, etc. Eso quiere decir que ellos creen tanto en este proyecto como nosotros; le ponen su entusiasmo, esfuerzo y su ingenio. Es prácticamente una obra colectiva, donde mi rol de director es más de motivador y facilitador.



“3” es una película sobre la realidad generacional de los jóvenes limeños; tratamos de recrear una noche cualquiera en un parque, siempre en la onda de la ficción naturalista y el documental/experimental que ya utilizamos en las películas anteriores. Nuestra temática sigue girando en torno a las dificultades en las relaciones, en una ciudad conservadora que ha sido mediatizada y que le cuesta adaptarse a tan rápidos cambios de paradigmas sociales.




¿Cuál fue la modalidad de grabación para esta película?

 
EQ: En esta ocasión grabamos casi toda la película de una sola toma secuencia. Como eso no es tan novedoso, buscamos la forma de darle nuestro toque original, y bueno, el resultado me dejó satisfecho. Gastamos más que en las dos películas anteriores juntas, tuvimos que grabar todo en 3 ocasiones, y tuvimos muchas dificultades, para reunir a toda la gente, para coordinar los diálogos, el nivel de participación de cada uno, pues no todos coincidíamos en el mismo horario de las reuniones y ensayos, algunos ya no pudieron participar por diferentes razones, tuve un grave problema de salud que me llevó al quirófano, falleció la madre de uno de los participantes, hubo problemas personales entre algunos miembros del elenco, entre otras cosas. Me imagino que son dificultades propias de grabar de ese modo, pero a pesar de las complicaciones, fue una buena experiencia y felizmente todo llegó a buen puerto.



Si contaras con un presupuesto más holgado, ¿saldrías del digital? O crees que este soporte tiene una personalidad propia que va con tu sensibilidad.

EQ: Si tuviera una considerable suma de dinero, encontraría una excusa para traer a Charlotte Gainsbourg, no sé, me encanta esa mujer. Nunca dejaré el soporte digital, es cuestión de principios, no sólo de sensibilidad o dinero. Si tuviera más presupuesto lo usaría para la distribución; hacer mis películas más accesibles a la gente. Por ejemplo, sacar de forma masiva ediciones de DVD de buena calidad, que cuesten 3 soles, ó 2.50, que es el precio que la gente paga en la calle. Estoy en contra de grabar en un formato tan caro y escaso en este país, así como gastar en tantos aspectos técnicos que conlleva grabar y exhibir en celuloide. Además, para mi hacer cine forma parte de una serie de actividades para la verdadera democratización de los medios y del arte, por lo que el celuloide sólo me complicaría la vida.



¿Denominar Nuevo Cine Peruano a un grupo de películas de directores jóvenes es una forma de denunciar la existencia de un cine “viejo”?

 

EQ: No es necesario denunciar la existencia de un cine viejo, porque esa es una realidad bastante evidente para cualquiera que tiene una percepción imparcial. Podría llamar “un cine viejo” al tipo de películas que sólo inspiran a hacer todo lo contrario a lo que han hecho sus realizadores, ante lo cual inevitablemente surgirá el impulso de generar nuevas propuestas estéticas, expresivas y formales; lo que llamo “un nuevo cine”. Sé que no podemos obviar la existencia de películas hechas en el pasado que trascienden y permanecen vigentes, justamente por su propuesta, pero que lamentablemente no tuvieron eco, ni generaron una tradición de innovación, ni mucho menos agruparon a los realizadores en algún movimiento de vanguardia, algo que sucede actualmente con los jóvenes que mencionas.

¿Qué características presenta este cine “viejo”?

 

EQ: A mi parecer este cine no ha nacido viejo, sino que ha ido envejeciendo por renunciar a renovarse. Se ha convertido en un cine bastante aburrido e insípido, tratando temas profundos de modo superficial, con excesivas teatralizaciones, dramatizaciones que parecen sacadas de algún noticiero local, textos tan evidentes, excesiva explotación de estereotipos, gags, situaciones inverosímiles, predecibles, planos y secuencias reducidos a ser ilustración de guiones; un realismo ingenuo en el que si un personaje golpea la pared, está golpeando la pared, si está comiendo, pues está comiendo, si camina por una calle, pues se están yendo a algún lado. No hay alusión, ni metáforas o significantes, o al menos el realizador lo hace sentir así. El espectador apenas hace el esfuerzo de seguir una serie de acontecimientos que ya han sido aligerados, esperando que se convierta en un producto más comercial, sin alma, sin pasión, sin arte.

¿Sienten la necesidad de constituir los jóvenes cineastas un grupo para ser atendidos?

EQ: No creo que exista la necesidad de reunirnos, sino que es la necesidad lo que no reunió. Cada uno tiene su propio estilo, sus propuestas, su forma de producción, sus elementos que lo caracterizan, sus gustos y su propia visión del cine. Pero lo que nos une es la encarnada necesidad de hacer algo nuevo, aburridos de que el cine peruano sea vituperado por los mismos peruanos. Me atrevería a decir que cada uno quiere hacer de sus películas obras de arte; sin el interés de que estas se masifiquen de la forma convencional, que busquen desesperadamente la vigencia mediática o ganar algún festival. Hacer arte es bastante estimulante, catártico e inspirador y esas sensaciones no se pueden obtener en alguna otra actividad, y mucho menos lo puede satisfacer el dinero. Y creo que eso se transmite en el alma de la película, por eso es que la (poca) gente que la ve, no sale igual de la sala de cine.

* Una vez mencionaste que quieres motivar a que más jóvenes hagan películas ¿Cómo transmites eso en tus películas? (*Esta pregunta no está en la publicación, pero la respuesta sí, por lo que me tomé la libertad de incluirla)

 

EQ: La modalidad de producción de mis películas, los recursos empleados, su presupuesto, todo ello está al alcance de todos. Grabamos con la cámara que tengamos disponible, y por los mínimos requerimientos técnicos que usamos, sólo el casting es un escollo, pero ni tanto; por ejemplo, en “2” necesitaba una actriz y ninguna de mis amigas estaba disponible. Entonces, empecé a buscar por Hi5 (muy de moda hace unos años) a chicas que tengan las características que buscaba para el personaje, y que además tenga bastante afinidad con el arte y cierto tipo de cine. Así conocí a Linda Soto, le propuse formar parte del proyecto, le gustó, nos fuimos escribiendo hasta ganar confianza, filmamos, nos hicimos amigos y hasta tenemos proyectos para grabar más adelante. En “3”, como requería de más personas, pues hice lo mismo, pero esta vez convocando a través de facebook. Algunos los conocía por ser asiduos del cineclub, les hice la invitación y aceptaron, y hasta invitaron a sus amigos. Incluso, hubo gente que se ofreció voluntariamente porque les había gustado mucho mis películas anteriores.

 

Asumiendo que haces películas para hacer masiva tu impresión del mundo y reconociendo que el circuito alternativo en el que te mueves goza de poca difusión y rebote. ¿De qué manera pretendes difundir tu trabajo en pos de llegar a más público?
 

Terminando de grabar “4” (a más tardar a fines de octubre de este año) voy a mover ese paquete de películas por los mercados alternativos; Polvos Azules, Mesa redonda, El Hueco, etc. También está tratar de colocarlos en el extranjero, a través de algunos contactos cinéfilos. De igual modo, con Jim Marcelo, mi compañero de Cinestesia, tenemos un proyecto desde hace bastante tiempo; llevar las películas a colegios, institutos, locales comunales, y lugares públicos que simplemente tengan un proyector, equipo de sonido y lugar donde se siente la gente. Adicionalmente, las películas estarán en el blog de Cinestesia, donde la gente las podrá descargar sin costo. La razón por la que espero hasta octubre es porque estoy mejorando la presentación de los DVD, así como tratando de limpiar el audio, sobre todo de “1”, para que la gente no tenga problemas al verla en sus casas.

¿Algo qué decir acerca de CONACINE?

 

Tú puedes darle plata a alguien para que haga una película, teniendo como criterio principal la “factibilidad del proyecto”. Y eso, ¿Qué significa? Al parecer sólo financiar películas que tengan el respaldo de personas y productoras de “experiencia” que te aseguren que el proyecto se va realizar sin inconvenientes. Entonces ya no hablamos de la finalidad del cine, ni del arte, sino sólo del producto. Si la película no funciona, no se devuelve la plata ¿o sí?, entonces ¿porqué ese criterio prima por encima de consideraciones, digamos, más artísticas?. Considerando que las películas que se arriesgan más son las que promueven más valores cinematográficos y artísticos, entonces, premiar la “factibilidad” ya no tiene mucho sentido. Necesitamos un instituto del cine, que no sólo premie proyectos con un determinado perfil (bastante discutible, por cierto) y uno que otro curso, sino que se preocupe del principal capital del arte; la creatividad. Si se sigue manteniendo una posición conservadora, sin arriesgarse a propuestas más experimentales, así como fomentar en los realizadores la investigación tanto formal como estética, y la educación audiovisual, principalmente en la población, pues no creo que se avance mucho. No considero que los logros personales de Claudia Llosa, Héctor Gálvez, los hermanos Vega, sean indicador que vamos por buen camino, sino que reafirma mi impresión de que sólo se puede lograr algo importante si haces lo contrario a lo que se ha hecho realizadores “experimentados”, principalmente con el apoyo de CONACINE.

Publicado en cinencuentro.com

*Fotografías de este post (también forman parte de "3"): Hugo Palomino Gonzáles

jueves, 24 de junio de 2010

HICIMOS "3"


Volver a las preguntas. ¿Existe un nuevo cine peruano? ¿Existía una industria cinematografica peruana? ¿Existía "cine peruano" como teoría o manifiesto llevados a la pantalla?
 
El haber participado en la materialización de una idea me hace sentir afortunado. Afortunado de ser parte de algo que quedará en la mente y en el registro cinematográfico peruano (para ser golpeado o acariciado). Sin embargo, cabe la pregunta, incómoda por cierto, de qué tan importante sea esto para quien, como yo, no está imbuido de toda la teoría cinéfila que otros manejan. No pretendo responder a esa interrogante. Supongo que con el tiempo me daré cuenta de qué significó ser parte del equipo de "3", tercer largometraje de Eduardo Quispe, promoción de años juveniles.
 
Lo que sí quiero decir es lo siguiente: CUALQUIERA PUEDE HACER CINE EN EL PERÚ. Que no suene despectivo, pero eso, ahora, en estos años, es cierto. Como siempre, tenemos que hacer distinciones: cualquiera puede hacer cine el Perú, pero no todos tenemos el valor ni las ideas claras para poder hacerlo. Ese es el mérito de nuestro director y amigo Eduardo. Hizo una película en la que los involucrados -no digo "actores" ni "actrices" porque no lo somos, ni remotamente- desarrollasen ideas propias sobre la base del tema que había preparado. Se arriesgó a que varios invitados pensaran que se trataba de un desvarío, de un sin sentido de un maníaco cinéfilo demasiado pretensioso. Y sin embargo no cesó, no claudicó y siguió adelante. Cualquiera puede hacer cine en el Perú, pero no todos tienen lo que se requiere.
Y qué se requiere: cámara, amigos, dinero -poco, pero necesario-, tiempo -indispensable-, pero sobretodo, una idea, una bandera, fe en lo que uno quiere lograr, un concepto. Prestarse una cámara, juntar a los amigos con los que uno comparte, juntar y aprovechar al máximo el poco tiempo libre que uno tiene después de trabajar -como en mi caso- casi 10 horas al día, invertir los pocos soles restantes del sueldo y las cuentas a pagar en materiales para la grabación. Pero sobretodo, y en primer lugar, una idea que valga la pena realizar teniendo en cuenta lo visto, lo leído, lo observado, lo escuchado. "3", es una visión particular sobre Lima en general. "3" es la materialización de discursos individuales en búsqueda de una verdad general para entender nuestra sociedad. "3" es un manifiesto. Historias distintas, personales, unidas por un espacio común que está retrocediendo poco a poco a favor de la inpersonalidad de la vida en el concreto que se edifica a diario en Lima. Tratamos de escapar a la vida que uniformiza y clasifica a todos como anarquistas, racistas, yuppies, etc. Y lo hacemos tratando de asumir nuestro propio camino. Cada uno con sus historias, sus traumas, sus miedos, sus fetiches, pero cada uno con todos compartimos nuestra individualidad. La vida común y corriente -como la mía- no se centra en la búsqueda del amor perfecto o del santo grial. La vida es tal y como es: dura, fea y simple, pero, ahí su belleza, llena de esperanza y de incontables momentos indescifrables para el resto, excepto para el que los vive.


 
¿Existe un nuevo cine peruano? No lo sé. Pero sé que todos podemos hacer una película de nuestras vidas. Retratar lo que hay en ellas a través de una cámara de video prestada. Podemos contar historias reales. No creo que haya un nuevo cine peruano. Creo simplemente que hay más maneras de hacer cine ahora. Hay más miradas, más conocimiento, más ganas, menos barreras. Pienso que lo que se hizo en el cine peruano anteriormente tiene validez. No pienso mi vida cultural cinematográfica sin haber visto "Alias la gringa", "Sin compasión", "La boca del lobo", "Juliana", "Muerte al amanecer", "Cuentos inmorales" y otras más. Pero sé que el cine, como la cultura en general, no debe ser privilegio de algunos afortunados que pueden y hacen postgrados en cine en el extranjero; por eso sé que afortunadamente cualquiera puede hacer cine en el Perú.
 
Miguel Vargas
 

martes, 22 de junio de 2010

ESTRENO DE "3" Y CONVERSATORIO "LA NECESIDAD DE UN NUEVO CINE PERUANO" EN LA UTP



El estreno de la tercera película de Cinestesia, "3", se ha reprogramado para el miércoles 07 de julio de 2010, a las 7:30 p.m. en el auditorio principal "Angélica Gallegos Escobedo" de la Universidad Tecnológica del Perú (Av. Petit Thouars 116, Lima). Y como estaba planeado, al finalizar la proyección se realizará el conversatorio "LA NECESIDAD DE UN NUEVO CINE EN EL PERÚ", contando con la presencia del crítico de cine Mario Castro Cobos, el director de cine Juan Daniel Fernández y el colectivo Cinestesia.

El ingreso es libre.

Les dejamos con la información de la película:
Título original: “3”
Dirección: Eduardo Quispe Alarcón y Jim Marcelo
Duración: 68 minutos
Año de producción: 2010
Producción: Cinestesia producciones, con apoyo de Proyecto Lado B
Edición: Jim Marcelo Santiago, Eduardo Quispe Alarcón
Reparto: Karla Mallma, Giulianna Mallma, Heidi Quinto, Israel Figueroa,  Eduardo Quispe, Hugo Palomino, Jackeline Castillo, Miguel Vargas, Karin Paz, Claudia Crespo.
Sinopsis:
Una ciudad, un parque, un momento cualquiera. La película retrata a un grupo de jóvenes limeños, quienes dialogan sobre sus vidas, sus intereses, logros, desencantos, decepciones, la cotidianidad, la intimidad de cada uno de ellos; mostrando mundos apartados por las bancas y veredas, pero relacionadas por el espacio-tiempo del parque, acercándonos a dar una mirada microscópica de una realidad generacional, que los protagonistas no terminan de entenderla y de adaptarse. La película oscila entre la ficción naturalista y el documental. Fue grabada de una sola toma secuencia.



Anécdotas de la película:
·         La producción comenzó a inicios de febrero de 2010 y estaba planificada terminar de grabarse a finales de marzo. Finalmente la grabación terminó en junio de 2010.
·         Las razones de la demora fueron diversas, curiosas y algunas bastante penosas. Hubieron muchas dificultades para la coordinación con el reparto, ya que todos trabajaban de forma voluntaria, y tenía que encontrarse un horario que coincida con el de todos. Iniciadas la reuniones de coordinación, se iban organizando el nivel y modalidad de participación de cada uno de los miembros del equipo,  y algunos miembros iníciales se fueron retirando del proyecto por diversos asuntos ajenos a la película. Se requería un mínimo de 12 personas para continuar y se tuvo que reclutar de nuevo.
·         Otra razón fue un problema de salud de Eduardo Quispe, una colitis ulcerativa que lo llevó al quirófano. Se estuvieron postergando los ensayos y las reuniones durante las semanas previas y posteriores a su intervención. El elenco nuevamente se redujo.
·          De igual forma, parte del elenco tuvo problemas de salud, entre resfríos e infecciones, que retrasaron la grabación.
·         La grabación se tuvo que repetir en 3 ocasiones hasta conseguir el resultado esperado.
·         Al terminar la segunda grabación, todo el equipo fue a celebrar a una pizzería cercana a la locación. Para registrar ese momento encendimos la cámara y grabamos, sin recordar que habíamos retrocedido la cinta para revisar algunas tomas. Por ello se tuvo que realizar la tercera y definitiva grabación.
·         Dedicamos la película a la madre de Miguel Vargas, quien falleció dos semanas antes de terminar la grabación. Asimismo, saludamos que Miguel haya continuado apoyando el proyecto, a pesar del difícil momento que atravesaba.


Eduardo Quispe habla sobre la película:
“A inicios de este año, estuve realizando una lista de las que a mi entender habían sido las películas más trascendentales de la década. Encabezaba esa lista “El arca rusa” de Alexandr Sukurov. La razón de esa elección era que por fin una película había prescindido de la edición y el montaje tradicional, que viene a ser el proceso donde la película termina siendo lo que más o menos vemos en pantalla. Eso no era solo una afrenta al cine convencional, cuyo principal atractivo se basa  en  que las reacciones que consigue a través del ritmo del montaje (muy vinculado al video clip y los pirotécnicos productos televisivos al estilo Jerry Bruckheimer), sino también significa un compromiso con la idea generadora de la película, sin retoques, sin efectos post. Sé que la película no es el mejor ejemplo de ello, pero me trae a mente un montón de posibilidades.
Decidí no terminar la lista, pero si comenzar a escribir un borrador sobre lo que podría ser “3”, una película sin soltar el botón de REC durante más de una hora.
Sé también que hay muchas películas grabadas de ese modo o con esa premisa, desde la Soga, del maestro Hitchcock, la irregular Timecode, de Mike Figgis, Tiempo real del mejicano Fabrizio Prada, “La Casa muda” película de terror uruguaya recientemente estrenada en Cannes, entre otros títulos que ya exploraron en esas posibilidades, que en mi caso no me servían de referente. Adicionalmente, no quería que sea una película de un solo plano secuencia, por eso decidimos, con Jim hacer una introducción que le saque la lengua a esa etiqueta.
Queremos volver a explorar la complejidad de las relaciones en estos tiempos de cambios acelerados, de mediatización, desconfianza y aislamiento. Ahora nos extendemos a las relaciones familiares, amicales, entre desconocidos, y entre personas ausentes, todo ello en un microcosmos que es el parque. Si es difícil hacer una película de una sola toma secuencia, mucho más difícil el recrear un momento cualquiera, sin que haya actuaciones demasiado teatralizadas o donde el texto le robe espontaneidad a los diálogos, con situaciones de forzado dramatismo, cómicas  o de acción vertiginosa.

lunes, 7 de junio de 2010

“Reminiscencias” o la autoreferencia que hace la diferencia.

Cualquier persona con un poco de sensibilidad visual, observa con detalle situaciones e  instantes que de pronto, se convierten en epifanías sinestésicas. De pronto, se enciende esa inquieta cámara interna que construye relatos insólitos, que  hace de aquellos  frames mentales planos, escenas y secuencias para el goce interno. Algunos, motivados por una inexplicable necesidad expresiva,  asumen el desafío de trasladar aquellas ideas a un soporte material, arrastrando sus pasiones a las miradas ajenas, que pueden apreciarlas o despreciarlas, con o sin argumentos.
Cuando alguien analiza ese fenómeno, surgen preguntas tan infantiles como cruciales; ¿qué es el pensamiento? ¿qué es el recuerdo? ¿qué es la idea? Y vamos, ¿qué es la existencia?, ¿la realidad, la ficción, la visión, la alucinación. etc.?  Y para ser más específico, ¿qué es el cine dentro de aquella ensalada de cuestionamientos?
Si alguien que ve “Reminiscencias” de Juan Daniel Fernández, y no se cuestiona de esa forma pueril, pues, ha perdido su tiempo.
La premisa de la película nos dice que Juan Daniel ha perdido la memoria en un accidente, por tanto debe reconstruirla en base a recuerdos reminiscentes y videos de archivo familiares. Pero cuando ingresamos a la película, o hacemos el intento, nos vemos forzados a ser parte de aquella enmarañada experiencia neurológica, llena de aniegos sinápticos. En nuestra sobrestimulada sociedad, es muy difícil pedirle al público que piense mientras ve. Mucho más difícil es que se identifique, que simpatice, pero definitivamente nadie puede rehuir a construir. Y en este caso, no se construye una historia, sino una vida en base a imágenes, en una interacción inusual en el cine (nacional). Autor, obra y público son uno, por los más de 80 minutos que dura la película; lucidez, realidad, objetividad, todo eso queda esperándonos en la puerta de la sala de proyección, a que (se) termine la película en nosotros. Eso es un logro muy difícil de conseguir, y mucho más meritorio si se trata de una ópera prima.
La (re)construcción en la que nos vemos inmiscuidos no tiene lógica consciente. La cronología es una exquisitez de la psiquis, un engreimiento al que nos abandonamos mientras asumimos que vivimos. Por ello, la obra de Juan Daniel nos habla de lazos intrincados que sugieren orígenes, lugares y personas que no necesitan presentarse, que son en sí mismas presencias, tanto en el recuerdo, como en la película. Los episodios en la mente de Juan Daniel (aliados al registro de video), el tiempo capturado en ellos y la pregnancia de cada imagen combaten al desarraigo, se sujetan a las neuronas, mientras el olvido, cual torrente empuja con ímpetu, desgarrando lóbulos, hilos de realidad perceptiva. La pantalla se distorsiona, los colores se enturbian y la vida vivida se vuelve a vivir, saltando freudianamente, en un montaje que nos pasea como en un simulador por tres generaciones, tres etapas,  con tres miradas diferentes, en  siete capítulos que han captado la selva, la costa, la sierra, lugares del extranjero, el cafetal, el río, las fiestas, la intimidad; una alquimia cerebral de fotogramas entrecortados,  rayados, quemados y movedizos…y sólo queda estimularse.

Referir a Jonas Mekas,  Stan Brakhage, Narcisa Hirsch y demás dinamitadores del cine convencional no hace falta: Juan Daniel hace su propia referencia, crea su propia tradición, su propio lenguaje;  es su estilo, su película, su cine, su vida. No existen referentes sobre este tipo de cine en el país, por ello es importante el momento que vivimos;  un momento de renovación, de rupturas y de nueva sangre, la que se ha generado a espaldas de prejuicios y posturas casi dogmáticas. Antes que una industria, que según algunos, diversifique los productos, se debería pensar en la diversificación de las miradas. Un nuevo cine también requiere unas nuevas miradas; una mayor apertura a las propuestas que, a fin y al cabo, son las que le dan verdaderos réditos a la imagen cultural de los países, como sucedió en Filipinas, Rumania (curioso es el caso de Tailandia, donde se reactivó una industria tomando como bastiones el cine arte, de autor y experimental), entre otros que entendieron que para sacar a flote una cinematografía, la cantidad no significa calidad, sobre todo tomando en cuenta las condiciones socioeconómicas de los países mencionados, los cuales  indudablemente poseen un cine de alto prestigio sin necesidad de recurrir primero a una copiosa producción industrial.