martes, 30 de junio de 2009

SOBRE EL PROCESO DE "1" (segunda parte)

Ya en “producción” buscamos las locaciones, las que reflejen lo que queríamos decir, y que mejor punto de encuentro para comprender lo inalcanzable que el Centro Cívico, en el Centro de Lima. La idea básica era contar tres versiones diferentes de una situación entre dos personas que querían ser uno. La construcción de la historia no era problema, ya que desde el inicio, y en búsqueda de esa honestidad, queríamos que no haya actores, ni “roles” que asumir; que sea una especie de recreación de hechos que se acerquen a los reales, que vaya en parte, por lo documental. De hecho que hay mucho de autobiográfico en la historia, pero sólo nos sirvió de punto de partida para crear las situaciones, de la forma más verosímil posible. La cámara se tenía que entrometer, voyeristamente, alcanzando planos que nos dejaron más que satisfechos, sorprendidos.
Ello respondía a la intención de no manipular, o manipular al mínimo, que creemos es otra de las artimañas que desprestigian una película. Por ejemplo; que más manipulador que poner a una persona en primer plano llorando; un close up con ojos vidriosos es para nosotros casi vomitivo. ¿Música de fondo? ¿Para qué? No hacemos un videoclip. Lo que no puedes decir en imágenes no lo va ayudar una canción o un trucaje de sonido; crear emociones con violincitos, crear miedo con eso golpes de sonido no va con nosotros. De igual forma, nos abstenemos a mostrar cualquiera de esos cliché cine/televisivos; escenas de sexo, desnudos de mujeres, violencia física, sangre, peleas, golpes, accidentes, explosiones, etc. Nada de humor físico barato, ni de lenguaje soez forzado.
Por ello también nos abstenemos a cualquier truco de post producción, nada de efectismos, ni de entrelazados, difuminados, Fades, mucho menos flashbacks; si no lo puedes decir en imágenes, si tu personaje no puede “decirlo” sin hablar, y sin esas reminiscencias explicativas, no podrás lograr una buena comunicación con tanta explicación. A veces, y por más cliché que parezca (prefiero entonces los clichés que me liberen de los demás cliché), el silencio dice y lograr más. Nunca, pero nunca, usar voz en off, o textos indicativos, es una aberración a un lenguaje de imágenes.
Ni que decir de efectos digitales. Si no tienes la tecnología para hacer más verosímil una escena con algún efecto digital, lo que vas a conseguir es el efecto contrario; vas a hacer un ridículo evitable. Como ejemplo la escena final de “Luz Silenciosa” de Carlos Reygadas fue tan superficial y forzada; esa mariposita volando. Nos juramos a nosotros mismos no hacer algo que arruine el arduo trabajo en el que creemos.

Ya con poner créditos a la película es mucho.
Ninguna película nuestra va tener título. Todas son parte de un proceso, son una especie de ensayos. Por eso sólo tienen número, según el orden cronológico de producción. El título prepara a un espectador; le genera una expectativa, muchas veces falsa, condicionándolo, y eso también es manipular.
Ninguno de nuestros personajes va a tener nombre; van a tener identidad, que es diferente. Podría decir que más que personajes, son personalidades, ya que expresan y muestran lo que son; lo que son en las situaciones que le plantea la película. No se le pide a ningún “actor” que “actúe”, no se va trabajar nunca con actores profesionales, los que ya tienen fórmulas, métodos y técnicas que van a distraer en vez de comunicar. Mientras se pueda parte del equipo va participar como personajes, para ahorrar presupuesto, y para ser más honestos con las ideas.
Nuestro equipo siempre va ser el necesario. No necesitamos script, ni sonidista, ni booman, si asistente de cámara, ni de director, etc. El personal que necesitamos, es el que tenemos: Director, Camarógrafo (que es el mismo que se encarga de la foto y la luz), Director de arte, Productor y Equipo de Edición, que son los mismos de producción. 3 ó a lo más 5 personas, incluidos los que van aparecer frente a cámaras. Nada de extras, todos los que aparecen en la película y no son parte de la película, son personas que sorprendimos con nuestra presencia y cámara. Tal vez personajes pequeños, que sólo aparecen un par de veces, y nada más.
Nuestro presupuesto es el mínimo del mínimo, no somos pretenciosos, nuestros bolsillos no son holgados, no tenemos mecenas, ni auspiciadores. Si aparecen, bacán, porque plata si hace falta, sobre todo para el salchipapón o chifa después de cada día de grabación. Y si queda para otras cosas, también, porque la mayoría no tenemos ingresos fijos. Dejando claro que si quisiéramos hacer esto para ganar plata, no haríamos de la forma en la que venimos explicando.

No usamos guión. Primero para no tener un documento o material literario que guíe algo que está planteado como estrictamente audiovisual. Segundo para no “tener las cosas claras”, pues debido a nuestro particular proceso, no todo saldrá como esperamos, es más, ese espacio para lo improvisto, queremos que sea el determinante. Lo cual no es trabajar improvisadamente, la premisa existe, pero ¿Para qué tomarnos el trabajo de elaborar algo que no vamos a seguir o que vamos a rescribir, sino deshacer totalmente?. Lo otro es porque no se puede hacer ningún guión o Storyboard que explique el tipo de plano o movimiento de cámara que surgirá de la expresión o las condiciones en las que se encuentren nuestros personajes. Mientras el equipo sepa a que jugamos, no hay problemas, ni de comunicación, ni de asumir nuestra parte en el trabajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si tienes algo que decir...